domingo, 26 de marzo de 2006

Por el día del teatro

Mañana, en muchos rincones del mundo, artistas y espectadores honrarán a uno de los más grandes artes: el teatro. Es increíble que esta forma de expresión humana cuyo origen se remonta a varios siglos antes de Cristo, perdure. El teatro nunca pasó y asumo no pasará de moda. Y es que nunca fue una moda.

A pesar de que las necesidades y motivaciones del ser humano hayan "evolucionado" este arte mantiene su esencia y no ha cambiado mucho. Sigue reflejando cómo fuimos antes, cómo somos ahora y quiénes podremos llegar a ser en el futuro. No se ha visto afectado por la espectacularidad del cine o la televisión y quizá por eso mismo sigue atrayendo a tantos espectadores. Quizá por eso también, se preocupa más en profundizar los personajes y en la historia más que en cualquier otro detalle. Su lectura llega a ser más compleja para el espectador y eso también es atractivo, pues los mensajes que comunica se quedan más tiempo en nuestra memoria. Nada comparado con el mosaico de imágenes inmediatas que proponen los medios audiovisuales modernos. Sin menospreciarlos, por cierto.

La semana pasada me reencontré con el teatro y fue una experiencia emocionante. No sólo porque hace mucho tiempo que no participaba de una historia tan bien contada, sino también por el fantástico desarrollo de los personajes más allá de la acción. A pesar de que su contenido refleja el lado quizás más sordido y oscuro de la naturaleza humana, alguien tuvo la valentía de expresarlo y hacerlo público, de dejar huella de cómo es o puede llegar a ser alguien hoy. Y lo más importante: de generar emociones respecto a ello y de pensar en torno a ello.

Así que festejemos el teatro y también agradezcamos que aún existe. Vayamos al teatro.

lunes, 20 de marzo de 2006

¿Ingenieros comunicadores?

El fin de semana mientras revisaba las oportunidades laborales en la web de la Universidad de Lima, me di (una vez más) con la desagradable sorpresa de encontrar un aviso como el siguiente: “Importante empresa de telecomunicaciones busca analista de comunicación. Dirigido a egresados de las carreras de Ingeniería Industrial y Administración. Funciones: Promover estrategias de comunicación interna, elaboración del boletín interno, etc…” Sin ánimo de ofender a los ingenieros industriales (mi esposo lo es, así como muchos de mis amigos y parientes), no puedo entender cómo una “importante empresa” no puede saber que quienes tienen las competencias para ejercer ese tipo de puesto son los comunicadores: nosotros pasamos cinco años estudiando para eso.

Indignada le comenté el hecho a mi esposo y él mismo me dijo: “Si esta empresa está pidiendo a un egresado de estas carreras para el puesto significa que es una empresa que está en la calle y a la que no vale la pena que postules”. Lo triste e inaudito es que no es la primera vez que veo un anuncio así. Y bueno, antes solía sorprenderme que convoquen a ingenieros industriales para puestos de marketing, pues sé que el único curso de marketing que llevan es “Fundamentos de Marketing”, frente a aproximadamente los diez cursos que llevamos los comunicadores en Marketing y Publicidad. Claro, quizá esté en algo justificado su inserción en este tipo de funciones porque el marketing es un campo más amplio. Pero que específicamente asuman funciones de comunicadores eso sí es demasiado.

Muchas veces me pregunto a dónde pretenden que nos ubiquemos los comunicadores. En mi caso, me especialicé en Marketing, Publicidad y Comunicación Empresarial. ¿Cómo competir contra empresas que piensan que egresados de otras especialidades pueden hacer nuestra labor?

viernes, 17 de marzo de 2006

¿Médicos por naturaleza?


Hoy, mientras almorzaba con mis compañeras de trabajo, entró en discusión el tema de las prácticas populares de curación. Respetables y de comprobada efectividad en algunos casos; polémicas, en otros.

Muchos de nosotros, cuando éramos niños, servimos de conejillos de indias para que nuestras madres experimenten con dichas prácticas. ¿Por qué recurrir a ellas en vez de acudir a un médico? Quizás por una inclinación instintiva de protección. Quizás porque inconscientemente quieren ser las agentes del cambio de estado. Quizás porque es una manera de mantener viva las tradiciones de la familia, de la localidad. Quizás nunca lo sabremos hasta ser padres.

Teóricamente los padres no buscan causar daño a sus hijos; sin embargo, muchos deciden aplicar técnicas que alguien con espíritu curador les recomendó en sus hijos. Una de las que me llamó la atención el día de hoy fue la de aplicar “Brasso azul” para escaldaduras de bebés. Tal vez algunos de ustedes, como yo, nunca han escuchado de esta sustancia. El brasso azul es un limpiador de superficies, mayormente metálicas. He buscado en Internet qué sustancias lo componen, pero no las he encontrado. De todas maneras, si fuera madre dudaría de colocar algo con la función anteriormente descrita para curar una escaldadura.

Cosa distinta, pero aún polémica, resultan las consabidas “yerbas curativas” o la ahora muy popular medicina natural. En un artículo de geosalud.com se indica que en Inglaterra, un sondeo efectuado por una organización a 28.000 consumidores descubrió que 80 personas de cada 100 habían recurrido a alguna forma de medicina complementaria. Pueden ingresar a wikipedia.org y leer más sobre este interesante tema. Algo que resulta interesante es que las distintas
jurisdicciones difieren acerca de qué ramas de la medicina alternativa son legales. ¿Por qué difieren? Muchos médicos “convencionales” se oponen al uso de estas alternativas de curación, pues no existen suficientes estudios probatorios de su eficacia.

No puedo negar que algunas veces yo he recurrido a tomar yerbas o seguir ciertas técnicas de medicina natural para resolver molestias. Por ejemplo, el mate de orégano para aliviar los cólicos menstruales. Mucha gente en el mundo, y cada vez más, recurre a prácticas como esta. ¿Por qué? ¿Se ha perdido la confianza en la medicina convencional? ¿Ha subido el ego humano de ser el que resuelve su propio destino? ¿Responde a una búsqueda por revalorizar técnicas ancestrales y propias como una defensa ante la globalización? Quizás estoy desvariando.

miércoles, 15 de marzo de 2006

Bienvenido a Gringolandia

Debo admitir que EE.UU nunca fue un destino soñado de viaje para mí. Aún no sé si fue por pose o por convicción, ya que hablamos con sinceridad. La cuestión es que durante años me negué a visitar, ni siquiera en sueños, ese país.

Pues bien, forzada por algunas circunstancias familiares tuve que dejar de lado la pose y hacer todo lo posible por ir. Lo primero a lo que debía enfrentarme era parte de aquello que rechazaba, esta vez sí por convicción: el pagar 100 dólares para que los gringos me dijeran si era digna de ingresar a su país. Sin ninguna ilusión me acerqué a la embajada y ante mi sombrío asombro me dieron la visa. Creo que fue mi apatía y poca preocupación por responder a sus preguntas lo que los convenció de que yo no quería quedarme en su país. No puedo negar que la noticia me alegró.



Me encanta viajar y si tuviera más plata; pero sobretodo más vacaciones, lo haría. Llegar a EE.UU fue... interesante. Recuerdo que una amiga me dijo antes de viajar: "Oli, a ti te va a encantar". No sé de dónde lo sacó, porque yo estaba segura de que no me iba a impresionar, pero al parecer esta amiga me conoce muy bien. Miami me encantó: una ciudad moderna, ordenada, limpia, con playas muy lindas... Los gringos: prácticos, despreocupados por su apariencia (felices y tranquilos)... Y como estaba de visita en Miami, no pude dejar de visitar Disney: un viaje de regresión a mi niñez justo y necesario. Mágico.

En resumen, tanto orgullo y prejuicio para qué. No hay que negar la experiencia de mutar, de moverse, de cambiar y, sobretodo de aceptar ciertas verdades.

lunes, 13 de marzo de 2006

Antes impuestos, ahora devueltos


El viernes pasado visité la Sunat con mi mejor sonrisa. Toda una novedad. Y es que esta vez no iba para hacer un trámite engorroso, sino uno muy agradable: la devolución de parte del dinero de los impuestos que pagué durante tres años. Sé que suena quizás algo surrealista para algunos, pero es cierto y yo lo he presenciado en vivo y en directo. Una sensación que por un momento llena de esperanza y te hace olvidar todas las cosas que funcionan mal en este país.

Hace unos meses, una compañera de trabajo me contó que había realizado el trámite de devolución y muchas de nosotras la escuchamos incrédulas. Y es que casi todas habíamos experimentado la confusión que generaba profundizar en temas tributarios: leer la inmensa cantidad de información por la web, intercambiar dudas, escuchar a los orientadores de la institución desorientarnos...

A pesar de todo ello algunas, ayuda de contadora de por medio, decidimos lanzarnos... Total no había nada que perder. Estábamos en la misma situación: habíamos sido, en muchos casos, obligadas a que nos retengan los impuestos de nuestros recibos por honorarios y nuestros ingresos anuales no sobrepasaban el monto mínimo de ley o si pasaban el monto de impuestos a pagar era menor del que nos habían retenido.

Ahora agradezco haber confiado en esta institución a pesar de la mala reputación que tienen otras entidades en el Estado. Sí se puede.

viernes, 10 de marzo de 2006

¿Día de la mujer?

Hace dos días celebramos el Día de la Mujer. En mi oficina, donde el 80% o más somos mujeres, una a una nos abrazamos y celebramos el ser celebradas pero, ¿realmente deberíamos sentirnos tan entusiasmadas por esta fecha? Luego de la euforia inicial (a quién no le gusta ser celebrada), viene la pregunta: ¿Y por qué no hay un día del hombre? Digo, en pos de la tan manoseada igualdad de género.

En todo caso, no se puede negar la constante labor de la mujer para luchar por la igualdad de derechos y por ser gestora de cambios. Tan dura, constante y fructífera ha sido y es su labor que desde 1909 las mujeres han instaurado un día para celebrar sus triunfos, logro que no han tenido los varones. Ojo, no soy feminista.

Hoy en día nadie puede negar el espacio que ha ido ganando la mujer en los campos laboral y político. Ya existen algunas mujeres que ejercen como presidentes y muchas más como grandes empresarias. Un reciente estudio de la Universidad de Lima revela que un 46.2% de la población piensa que las mujeres trabajan mucho mejor que los miembros del sexo fuerte. Sin embargo, el 87.5% de los encuestados considera que aún hay discriminación. Lamentable. Así que hermanas ha seguir luchando. O mejor dicho, trabajando, compartiendo, creciendo. Y por qué no, seguir celebrando si queremos el Día de la Mujer.

jueves, 9 de marzo de 2006

Braces

Ir al dentista me relaja. Aquella silla que muchos temen es, para mí, una invitación a adormecerme de la forma más placentera. Es por ello y porque la prima de mi esposo me ofreció hacerme un tratamiento de ortondoncia a muy buen precio que accedí a hacerlo.

El primer día fue realmente doloroso. En todo sentido. Lo más frustrante es no reconocer tu sonrisa en el espejo. Y la total e irreconocible nueva expresión de tu rostro. Lo segundo es soportar las heridas que se forman en las paredes de tu boca: reacción inmediata de rechazo a algo ajeno. Recuerdo que el primer día lloré y debía alejar la idea de coger un alicate y yo misma quitarme los fierros uno a uno. Pero resistí. Otro tema, bastante doloroso para mí, fue el no poder comer las cosas que más me gustaban: un buen bisteck, una hamburguesa, maní... Mis dientes simplemente habían perdido la fuerza para masticar. Y la pericia para besar desaparecía al no poder juntar los labios...

No me he llegado a acostumbrar a tenerlos. No me ha pasado lo que a otras personas "Vas a ver que con el tiempo, ni cuenta te das que los tienes puestos". Tuve que esperar seis meses para volver a comer una Bembos y eso, así de fácil, no se perdona. Aún así, ha valido la pena. Mis dientes se ven mucho mejor e incluso mi sonrisa es más agradable que cuando no tenía braces. Sólo espero poder ver el resultado final dentro de aproximadamente seis meses. Paciencia.

Todos vuelven...

Regreso hoy, renovada. Y ya era necesario. No puedo creer que no haya escrito nada desde aquel 14 de agosto en que me animé a tener un blog. Flor de un día, dirían. De nada sirve tratar de recordar qué pasó y de qué forma transcurría el tiempo mientras esto estaba detenido. Y aunque el año pasado fue muy agitado para mí laboralmente hablando, de cierta forma me puse a mí misma entre paréntesis. Muchas cosas pasaron tan rápidamente y ninguna a la vez. Pero este 2006 ha empezado bien. Esta es una forma de hacerlo evidente. Una forma necesariamente concreta, para sentirla real.