domingo, 22 de octubre de 2006

Exijo mi derecho a quejarme

Sí, soy un poco quejosa y renegona... debo admitirlo. Considero que antes de conocer a JL lo era más, pues mi mamá siempre me decía "con ese carácter nadie te va a aguantar"..., pero claro, entonces era una adolescente y quién no ha sido aunque sea medianamente insoportable en esa etapa de la vida. En esos días mi estado "renegoso" era crónico, pues incluso lo hacía sin darme cuenta y en el camino, a veces, hería a quienes más quería.

Ahora, he mejorado mucho, muchísimo, pues ya no reniego tanto. El primer paso fue darme cuenta cada vez que renegaba o que iba a empezar a renegar, y no hacerlo. Asumir que no tenía sentido. Mis nervios y los de quienes estaban a mi alrededor se sentían agradecidos. Sin embargo, a veces me pasa que no puedo controlarlo y me pregunto "¿Es que acaso no tengo derecho a renegar, aunque sea un poquito? ¿No existen situaciones que lo ameriten? ¿Sólo de vez en cuándo? ¿No existirá alguna razón científica que diga que es normal y no pasa nada?

Por ejemplo, hoy fui a un supermercado para enviar una carta por correo postal. Llegué al mostrador y segundos después dos chicas más se acercaron para que les envuelvan unos regalos. Yo asumí que como yo había llegado antes y estoy embarazada me iban atender primero, pero no... Además, pensé, lo mío (pegar una tira de estampillas) tomaría a lo sumo 30 segundos y envolver dos regalos mucho más tiempo. Traté de contenerme, pero no lo pude evitar. Debí reclamarle a la chica que atendía, pero no lo hice. En cambio, empecé a susurrarle mi queja a JL que estaba parado a mi costado. Yo sé... él no tenía la culpa, ni tenía por qué aguantarme... Él trató de hacerme entender que nada ganaba renegando. Cosa que era cierta. ¿Era cierta?

Exijo mi derecho a quejarme, aunque sea de vez en cuando... Prometo no hacerlo seguido...

viernes, 13 de octubre de 2006

A propósito del Día del Huevo

Sin duda, el huevo es un alimento importante. Uno de los más nutritivos de la naturaleza. Una poderosa arma contra la desnutrición. La FAO decidió entonces que merecía que lo conmemoremos cada segundo viernes de octubre. Y por qué no.

Personalmente, este alimento despierta en mí desde recuerdos de una niñez accidentada con la comida, hasta la revalorización de las comidas sencillas para conquistar el paladar. No por nada dice Gastón Acurio que el arroz con huevo frito es uno de los platos más exquisitos que existen.

Como decía antes, el comer huevo me traer recuerdos de mi niñez. Sí, era martirizante para mí comer cuando era niña. Más aún para mi mamá y mi nana quienes luchaban día a día para que coma. Ambas, sobre todo la última, podían pasar horas sentadas junto a mí con juegos de aviones, convenciéndome de que lo haga por mi papito, mi abuelita y toda la familia, cantando… pero nada resultaba.

Sólo había algo que no tenía pierde: el huevo pasado. Mi mamá tenía una habilidad mágica para preparar el huevo pasado en su punto: ni muy crudo, ni muy cocido. No sólo era delicioso saborear cada cucharada, sino el rostro satisfecho de mi madre por haber logrado que su hija coma y que, además, le guste.

Hace años que no como huevo pasado. Por qué, no lo sé. Quizá porque parte del ritual involucraba que mi mamá lo hiciera.

Alejada del umbral de mis sentidos...

"Either I've been missing something or nothing has been going on."
Karen Elizabeth Gordon

Sí, hace ya más de un mes que nada impresiona el umbral de mis sentidos. O quizás sea que no le he dado oportunidad para que algo lo impresione. No lo sé.

El tiempo pasa tan rápido y las hojas de mi agenda se quedan vacías. A veces, no me importa; otras, sí. Suelo no tener tiempo para pensar en eso. Los minutos se roban mi vida y yo les robo poco a ellos. Porque no me doy cuenta. Y cuando caigo en cuenta ya pasaron.

No me quejo, me perplejo (si eso existe). A pesar de que no me devolverán el tiempo que pudo ser, me regalaron uno que pasó tránquilo, cómodo. Tan suave y sutil que no sentí su movimiento.
Pero ahora, al menos por momentos, quiero ser más consciente de mi tiempo y lo que puedo hacer surgir de él. Quiero robarle hechos al tiempo, dejar abierto el umbral y esperar alguna sensación, algún acontecimiento.