sábado, 28 de julio de 2007

Creatividad peruana

Hoy día leí en un cartel lo siguiente:

Para mí S/. 1.00
Tu y yo S/. 2.00
Yo mismo soy S/. 4.00

¿Qué eran? Pues los nombres de las porciones de un combinado (mazamorra + arroz con leche) de una dulcería.

¡Felices fiestas!

Crédito foto: www.perullacta.com

Memoria de tortuga

Hoy, para variar, me olvidé de varias cosas que tenía que traer, decir o hacer... En realidad, no es que las olvidé, sino que me acordé de ellas cuando ya era demasiado tarde. No lo puedo evitar ... soy super distraída.

Cuando quise disculparme con alguien contándole lo que me pasaba pensé en la típica frase de "memoria de elefante", pero me acordé que esa se utiliza para referirse a "buena memoria" así que luego de segundos de vacilación encontré una mejor: "Memoria de tortuga" porque me acuerdo demasiado tarde de las cosas.

Y luego pensé... ¿por qué nunca la he escuchado? ¿porque tiene algo de sentido, no? y ¿qué afán el nuestro de usar la personificación de animales para expresarnos, no? Y quizá también por seguir el rastro de mis reflexiones dejo siempre en el camino aquellas otras que debo recordar...

miércoles, 11 de julio de 2007

Recuerdo motorizado

Hace tiempo no veía a uno de tu tipo y lograste que emergiera de mi memoria una sonrisa .

Llegaste en 1989 a nuestra casa. La familia había crecido, ya éramos cinco y no cabíamos todos en la pick-up (no me pregunten cómo hacíamos para ubicarnos todos dentro de una cabina, pero estoy segura que ahora es ilegal). Tuviste una aceptación inmediata, pues aunque eras duro por los cuatro costados, eras indudablemente más cómodo que el anterior. Además, podíamos darnos el lujo de cerrar las puertas con fuerza, sin que nos culparas de maltratarte. La única que batallaba un poco para dominarte era mi mamá que en cada curva sacaba todas sus fuerzas para mover el timón. Pero no era tu culpa estaba previsto que un vigoroso ruso lo hiciera.

Me acompañaste todos los días al colegio, dejando tu aliento en cada tramo para llegar. Fuimos contigo a Cerro Azul, en aquel viaje inolvidable en que visitamos también la fábrica de Milkito. Cumpliste la valerosa hazaña de llegar hasta Huancayo, aunque con tropiezos. Te pegué mi sticker de la promoción. Mis hermanas saltaron sobre ti en innumerables ocasiones.

No recuerdo cuando te fuiste y prefiero que siga siendo así. Sólo quiero mantener en la memoria lo que evocas: el recuerdo de mi familia unida. Y aunque sé que peco de egoísta, me gustaría que volvieras para reunirnos otra vez.

Querido Lada, espero que nos encontremos otra vez.

lunes, 9 de julio de 2007

Mañanas maternas

Siete y cuarto de la mañana, suena el celular-despertador. Su sonido interrumpe la aventura que vivía en sueños y me susurra al oído de que debo quedarme un rato más en la cama, así que, le hago caso y sigo durmiendo. Segundo aviso de alarma. Ya quedan sólo cinco minutos para las 7:30-hora límite. Me levanto lentamente, sin ninguna coordinación en mis movimientos. Cojo a tientas la toalla. Abro el caño de la ducha. El frío de mi desnudez me permite recobrar la conciencia. Aflora la esperanza de que el agua logre limpiar mi cansancio. Me visto y por primera vez en el día, me miro al espejo. Tardo unos segundos en reconocerme y reflexiono sobre el paso del tiempo. Mis ojeras me recuerdan que a pesar de que el cansancio del día anterior ha sido limpiado, las huellas quedan. Acomodo los cojines, tres en total: la lactancia ha de ser cómoda para ambos. Son casi las ocho. Debo dar un beso al príncipe para que despierte. Sonrié, a veces llora; pero siempre parece que sigue soñando. Llegamos a la cama, trato de acomodarme sin despertarlo, pero se da cuenta de mi poca pericia y se queja. Hasta que encontramos el equilibrio. Momento de relax para ambos: la mejor parte del sueño llegó y se siente tan real, creo que piensa. Yo, prendo la televisión y me sumerjo en la realidad, por un momento. Veinte minutos después, él sigue durmiendo o despierta contento. A veces, nos acompaña a tomar desayuno. El tiempo que queda es poco y doy gracias porque no me permite darme cuenta de que lo voy a extrañar. Sólo pienso que más rápido pasarán las siguientes horas para nuestro próximo encuentro.