
Ahora, he mejorado mucho, muchísimo, pues ya no reniego tanto. El primer paso fue darme cuenta cada vez que renegaba o que iba a empezar a renegar, y no hacerlo. Asumir que no tenía sentido. Mis nervios y los de quienes estaban a mi alrededor se sentían agradecidos. Sin embargo, a veces me pasa que no puedo controlarlo y me pregunto "¿Es que acaso no tengo derecho a renegar, aunque sea un poquito? ¿No existen situaciones que lo ameriten? ¿Sólo de vez en cuándo? ¿No existirá alguna razón científica que diga que es normal y no pasa nada?
Por ejemplo, hoy fui a un supermercado para enviar una carta por correo postal. Llegué al mostrador y segundos después dos chicas más se acercaron para que les envuelvan unos regalos. Yo asumí que como yo había llegado antes y estoy embarazada me iban atender primero, pero no... Además, pensé, lo mío (pegar una tira de estampillas) tomaría a lo sumo 30 segundos y envolver dos regalos mucho más tiempo. Traté de contenerme, pero no lo pude evitar. Debí reclamarle a la chica que atendía, pero no lo hice. En cambio, empecé a susurrarle mi queja a JL que estaba parado a mi costado. Yo sé... él no tenía la culpa, ni tenía por qué aguantarme... Él trató de hacerme entender que nada ganaba renegando. Cosa que era cierta. ¿Era cierta?
Exijo mi derecho a quejarme, aunque sea de vez en cuando... Prometo no hacerlo seguido...