
y de su padre, claro...
No, no es que el tema de la iniciación a la lectura me lo haya tomado tan en serio. Qusiera poder darme ese crédito.
Surgió de forma natural. En un momento ya no sabía cómo entretener a Ignacio y le di por un segundo el catálogo que yo estaba leyendo. Sin darme cuenta, él ya se había acomodado y lo había abierto tal como aparece en la foto. Como padres amantes de la lectura, no podíamos dejar de guardar un recuerdo de este emocionante acontecimiento.
Luego, con la emoción aún encendida, fuimos a una librería a comprar esos libritos de plástico que venden para bebés porque la exploración de la lectura también se da por la boca. Pero, nada. Ignacio quiere los de papel, los que leen papá y mamá. Así que ahora los fines de semana abrimos el periódico y cada uno coge su parte. A Ignacio le tocan los catálogos, por ahora...